Para
llevarte hasta el pobre,
para
alivio del sediento,
para
ellos eres mate
y
tu sangre se hace riego.
Es
que naciste mate
y
no mate te hicieron,
y
desde que eres semilla
eres
joven misionero
y
una mano silenciosa
te
acarició entre sus dedos.
Brotó
verde tu palabra
como
eco lleno de tiempo
creciendo
tan vertical,
sed
nueva de cielos nuevos.
Te
cortaron de raíz,
estando
de savia lleno,
te
han secado las venas
para
llevarte más lejos.
Te
guardaron al oscuro,
te
trituraron con celo
para
dejar lo que fuiste,
para
dejar hasta el cuerpo.
Y
ahora buscas el milagro,
aquél
sagrado misterio
de
hacer que el pie de Cristo
deje
huella wichi en el suelo.
Te
preguntás tan callado
porqué
entonces tan lejos
teniendo
aquí tanta tierra
tenés
sed de cielos nuevos.
Qué
mano tan silenciosa
te
acarició entre sus dedos,
te
sembró entre esperanzas
y
su sangre se hizo riego.
Te
preguntás tan callado,
con
los ojos en el suelo,
con
la retina en la tierra
y
la mirada en el cielo.
Con
la bombilla en la boca
te
sonreís en silencio,
al
ver al mate tan rico
tan
compartido y del pueblo
Vos
también te sentís mate,
un
mate extraño y perplejo,
un
mate que se pregunta
quién
con su sangre se hizo riego.
Quién
te eligió entre mejores
por
ser pobre, por ser ciego,
por
no tener por riqueza
más
que tu fe y silencios,
te
rescató de la muerte
al
sepultarte en el suelo
y
estabas allí tan vivo
pareciendo
estar tan muerto.