lunes, 16 de diciembre de 2013

Nada


Con el alma desfondada,
Sin un antes, sin un luego,
Apagada la sagrada
Locura de ser el fuego.

Víctima de la marea
Se pasea en mí la Nada,
Débil muerte que saquea
O caricia silenciada.

No queda odio ni rencor.
Y ni hay pena ni hay castigo.
No queda canto ni hay amor
A la hora de estar contigo.

El corazón es ciego
Y no hay muda esperanza.
Triste, yo ya nada niego
Y dejo caer mi lanza.

Cuando no hay más palabra
Para definirse alma
Uno deja que el llanto abra
Tumbas de muertos en calma.

Y se piensa y no se siente
Y sin llanto ni consuelo
El espejo también miente
Otro infierno y otro cielo.

Por las tardes soy puñal,
Por las noches soy espera
De aquella duda final: 
Ser rostro o ser calavera.

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