TRISTEZA DE
BAR
Un
vaso se desfondó
las
trizas llegaron hasta los vidrios de la ventana.
Los
cristales de los anteojos
y
relojes en mil pedazos
tus
ojos
cristalinos
no
quedaron impunes.
Un
vaso triste se desfondó.
Y atmósfera
El
café enmohecido
el
mantel desgastado
un
menú que sabemos de memoria
la
misma música de ayer
y
ese rostro que persiste, divagando
Propina
No
sé si alguien la dejó olvidada
o
fue una atención de un caballero agradecido
bajo
la yema de mis dedos
duerme
el filo de una poesía
escrito
en la mesa con cuchillo.
Regreso a casa
A
lo lejos tiembla como un Dios expectante
el
aullido de un perro
el
perro vagabundo de una luna honda.
Profundidad de un silbido en la vereda derecha de una calle oscura. 2 de
abril de cualquier año.
Silbé
y silbé.
Hacía
frío.
Y
no tuve huevos para escucharme.
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