lunes, 1 de septiembre de 2014

LA CULPA


La culpa de las tintas que ensucian las manos
no ensucian las huellas que dejamos en los años.
Las primeras flores se olisquean
en la sutil maraña de este infierno,
la imagen empalidecida, el silencio de mis años.
El número de los pasos que me separan de la muerte
son una incertidumbre líquida
sobre certezas derramadas.

Y tu gesto, y el mío,
secretos sin balanzas.
El precio de sentirse un dios,

dioses presos de sus miradas.

No hay comentarios: