Nunca es más
cierta
una verdad
que es dos
veces verdad.
Tus ojos
entonces
y el
simulacro cotidiano
de pasos que
acaban
que se
arrancan,
pasos de los
dos pies de la verdad.
(No era tan
íntima
la
certidumbre de tu piel
arrancada a
gritos
gritados al
final)
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