El hipócrita
blanco se sincera
interrumpe
las listas, los calendarios,
el esforzado
fracaso del olvido
que termina
triunfando
después de
todo,
de nosotros
y de los
otros.
Promesas,
aniversarios,
todo se murió
y nosotros
con todo
y el brote de
zonda
que ya se
apagó
(las flores
ilesas
lo supieron
desde un principio).
Yo no soy el
tiempo,
yo no soy el
adiós,
me repito y
no me creo,
después de
todo
hemos muerto
los dos.
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