En la gitana
sombra de los nogales
brotan las
músicas que callaste
en yemas tan
sonoras
que explotan
a pesar de todo
con un plaf
sordo
inmune a las
palabras.
Yo sé que te
escuché,
no me digás
que no.
Esa tarde de
sombras inundada de nogales,
esa víctima
de llanura sola,
esa tarde
llena de soledades,
ésa, la
verdadera tarde de la tarde.
(y una rima
sencilla y un horizonte)
Ya las vidas
no son vidas
y las ramas
se abren como heridas,
ya la sombra
se hace triste
y tus noches
se hacen mías
(tal vez no
sea mentira,
nunca nada es
verdad de veras)
Lo cierto es
esta lluvia de plomo
cayendo como
artillería
y las heridas
de una tarde muerta,
caída, herida
de vida.
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